Mujahed Hasan

Ex funcionario de la Oficina de Proyectos Especiales de la ONU, gravemente herido en el atentado de Bagdad en 2003.

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¿Cómo le afectó el atentado del Hotel Canal como trabajador humanitario y como miembro del personal iraquí?

El atentado del Hotel Canal me afectó profundamente como trabajador humanitario y como miembro del personal iraquí. Fue un acontecimiento devastador que sacudió de lleno a la comunidad humanitaria. Personalmente, experimenté la inmensa pérdida y el trauma que supuso el atentado. Reforzó los riesgos a los que nos enfrentamos en nuestra misión de proporcionar ayuda a quienes la necesitan. Como miembro del personal iraquí, me tocó muy de cerca, afectando no sólo mi vida profesional sino también afectando profundamente mi sentido de seguridad y esperanza en un futuro mejor.

 

Veinte años después, ¿qué significa el atentado para usted y su trabajo?

El atentado sigue teniendo un gran significado para mí y para mi trabajo. Sirve como recordatorio constante de los sacrificios realizados por el personal humanitario en todo el mundo. El atentado reforzó la importancia de nuestra misión y la necesidad de perseverar ante la adversidad. Reforzó mi compromiso de marcar una diferencia positiva en la vida de los demás y me impulsa a seguir trabajando por una sociedad más compasiva y resiliente. A mi llegada a Estados Unidos en 2014, no perdí tiempo en iniciar campañas destinadas a ayudar a iraquíes y sirios desplazados que estaban soportando el devastador impacto de los atentados terroristas en regiones asoladas por la guerra. En 2020, di el siguiente paso al crear Jannah, una organización sin fines de lucro dedicada a prestar ayuda humanitaria y labores de socorro. Hasta la fecha, hemos ayudado a miles de personas y ejecutado más de 165 proyectos en Irak y otros países.

 

¿Qué transmiten al mundo de hoy el atentado y la respuesta de la ONU?

El atentado y la respuesta de la ONU transmiten importantes mensajes al mundo de hoy. En primer lugar, pone de relieve la vulnerabilidad de quienes dedican su vida a la labor humanitaria. Subraya los riesgos a los que se enfrenta el personal humanitario que sirve desinteresadamente a los demás en entornos difíciles y a menudo peligrosos. El atentado también ejemplifica la resiliencia y determinación de la comunidad humanitaria. Pone de manifiesto el compromiso inquebrantable de prestar ayuda, incluso frente a graves amenazas. La respuesta de la ONU y sus socios tras el atentado demostró la fuerza colectiva y la solidaridad de la comunidad internacional.